Mauricio Macri protagonizó un encuentro en Pinamar con quince madres, padres y jóvenes universitarios que fue organizado por el intendente Martín Yeza y del que participó el candidato a diputado nacional de Juntos Hernán Lombardi.
Durante una hora, en una mesa al aire libre en el balneario La Gamba, el ex presidente escuchó a los vecinos, que fueron convocados por Yeza a partir de una encuesta que hizo a través de Instagram entre sus seguidores y que preguntaba si estaban pensando en radicarse en el exterior.
Fueron invitados cinco madres, cinco padres y cinco jóvenes, todos de distintos orígenes sociales y sin ninguna vinculación entre ellos, con un denominador común: pensaban irse del país, alentaban a sus hijos a hacerlo o conocían a gente que se había radicado en el exterior o estaba por concretarlo.
Luego de escuchar a sus interlocutores, Macri contestó sus preguntas. Acerca de la cantidad de gente que quiere radicarse en el exterior, destacó que él había viajado por muchos lugares del mundo, pero que para vivir no existe como el propio país, por lo que llamó a “no rendirse tan fácilmente”.
Cuando fue consultado sobre las peleas en Juntos por el Cambio, dijo que es lógico que existan discusiones. “Todos los curas quieren ser Papa”, afirmó, luego de lo cual comentó que estaba alentando los distintos liderazgos internos porque “alimentan el espacio”. Sin embargo, advirtió que esas diferencias tienen un límite: “No podemos permitir que el kirchnerismo tenga mayoría en el Congreso porque ya estamos ubicados geopolíticamente con Venezuela y Nicaragua, y un triunfo en las elecciones hará que la Argentina termine alineada con ese modelo”.
También le preguntaron qué aprendizaje le dejaron los errores cometidos durante su gobierno. “La autocrítica no es tanto por los cambios que hice como por los que no hice”, admitió Macri. Alguien le mencionó el error de “no haber terminado con los piquetes” y el ex presidente admitió que tendría que haber acelerado algunas decisiones: “La gente quería que los cambios se hicieran rápido, pero algunos procesos son lentos y un mandato presidencial sólo dura cuatro años”.
Además, Macri consideró que “la política tiene que replantearse esa cosa del buenismo” y pidió a los presentes que “cuando un dirigente quiera regalarles algo, tienen que decirles que no, que lo único que tienen que hacer es dejarlos trabajar y que no les saquen el fruto de su esfuerzo”.