Para llegar a la final de la Copa Argentina, Talleres de Córdoba y Boca Juniors disputaron cinco partidos. Entre los penales y un sistema de juego como marca registrada, la “T” eliminó sucesivamente a Atlético Rafaela, Vélez, Estudiantes de Río IV, Temperley y Godoy Cruz.
Los dirigidos por Alexander Medina dirimieron su pase a siguiente instancia por la vía de los penales en tres instancias: Atlético Rafaela (9-5). Vélez Sarsfield (3-1) y Estudiantes Río IV (6-5). En sus cinco cotejos anotó 5 goles y recibió 3.
Sus artilleros fueron el uruguayo Michael Santos, con 4 gritos, y el colombiano Diego Valoyes, uno ante Godoy Cruz.
Alexander Medina, el uruguayo, conductor de las ilusiones de Talleres de Córdoba. Foto. Archivo
Guido Herrera fue el arquero que continuó las buenas actuaciones de Marcos Díaz, quien había comenzado como titular hasta su salida. En la defensa, Medina encontró la solvencia de una zaga en la que Nahuel Tenaglia, Juan Cruz Komar, Rafael Pérez y Enzo Díaz son casi nombres de memoria.
En la contención del mediocampo aparecen Juan Ignacio Méndez y Rodrigo Villagra que dependiendo el equipo fueron rotando las posiciones por delante de la última línea. Mientras que Diego Valoyes, Juan Cruz Esquivel (quien reemplazó a Juan Carlos Auzqui lesionado y que no se sabe si llegará ante Boca), más Ángelo Martino o Héctor Fértoli, por la izquierda acompañaron al goleador del equipo, Michael Santos, como el único atacante para la final, con la obligación de ganar y una reconstrucción entre pibes y experiencia.
Los dirigidos por Sebastián Battaglia disputaron cinco duelos en lo que va de la competencia: Claypole, Defensores de Belgrano, River Plate, Patronato de Paraná y Argentinos Juniors. A diferencia de los cordobeses, dirimió dos series desde los doce pasos: River Plate (4-1) y Patronato (4-2).
La lista de los artilleros la encabeza uno que ya no se encuentra en el «mundo Boca», Mauro Zárate (2). Le siguen Emannuel Más, Gonzalo Maroni (ambos están jugando en el exterior), Sebastián Villa y Luis Vázquez con 1 grito cada uno.
Con una constante reconstrucción y un sistema de acuerdo a cada rival, Boca disputó cinco encuentros (tres dirigidos por Miguel Russo y dos por Battaglia).