El canciller ruso, Serguei Lavrov, dijo que Moscú está listo para celebrar este jueves otra ronda de conversaciones de paz con Ucrania pero que continuará con su ofensiva en ese país a fin de destruir infraestructura que Rusia considera una amenaza a su seguridad.
Lavrov dijo que la delegación rusa enviada a las conversaciones en la vecina Bielorrusia, también fronteriza con Ucrania, ya entregó a la delegación ucraniana sus exigencias en la primera reunión del lunes pasado y que en la de este jueves espera una respuesta.
Desde Bielorrusia, el jefe de la delegación rusa dijo que las propuestas que llevará Moscú a la nueva reunión se dividen en tres áreas: técnico-militar, humanitario-internacional y político.
En declaraciones a periodistas en Moscú, el canciller Lavrov dijo que Rusia insistirá en sus demandas de que Ucrania deje de representar un peligro militar y agregó que corresponderá a los ucranianos elegir qué gobierno deberían tener.
«Estamos dispuestos a negociar, pero continuaremos nuestra operación porque no podemos permitir que se mantenga en Ucrania una infraestructura que amenace la seguridad rusa», dijo Lavrov, informó la agencia de noticias rusa Sputnik.
El ministro más conocido del presidente Vladimir Putin dijo que Occidente ha estado armando a Ucrania, ha entrenado a su Ejército y construido bases en el país para convertirlo en un baluarte contra Rusia, reiterando justificativos de la invasión de Moscú.
Lavrov dijo que lamentaba que hubiera habido víctimas civiles por los ataques rusos en Ucrania, que comenzaron hace una semana, e insistió en que el Ejército de su país usa armas de precisión y solo contra objetivos militares.
El ministro reconoció de manera tácita que los bombardeos rusos podrían haber matado civiles, al decir que «cualquier acción militar provoca víctimas, no solo entre los militares sino también entre los civiles».