“Le disparé porque me tenía cansado”

El crimen ocurrió hace dos años en Mar del Plata. Ahora, el acusado será sentenciado por un jurado popular.

 

El debate se llevará a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2. (Foto: gentileza La Capital).
El debate se llevará a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2. (Foto: gentileza La Capital).

Un jurado popular será el responsable de determinar la culpabilidad o inocencia de Guillermo Cuenca, un hombre que se encuentra preso en Mar del Plata desde hace casi dos años acusado de haber asesinado a su hijo de un disparo en el pecho.

El hecho que empezará a ser juzgado en la ciudad balnearia ocurrió el 4 de junio de 2020 en la casa donde convivía la familia, ubicada sobre la calle Figueroa Alcorta al 2000. En aquel momento, al ser detenido por la Policía, Cuenca sorprendió con una fría confesión: “Le disparé porque me tenía cansado”.

Las mismas palabras repitió después Cuenca ante el primer fiscal a cargo del caso, Pablo Lódola, y permanece detenido desde entonces imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo”.

Un homicidio anunciado

La relación entre padre e hijo era tensa y las peleas se volvieron con el tiempo cada vez más frecuentes y violentas. De hecho, la Policía se había presentado por esta situación en más de una oportunidad en la vivienda familiar y la hermana del joven asesinado había abandonado el hogar porque “le daba miedo”, indicó el diario La Capital.

El mismo día del crimen los dos hombres habían tenido una discusión más temprano y la esposa de Cuenca fue quien intervino entonces y llamó al 911 para calmar los ánimos. Lo consiguió, pero la calma solo duró unas pocas horas.

El lugar donde ocurrió el hecho, en Figueroa Alcorta al 2000. (Foto: gentileza Mejor Informado).
El lugar donde ocurrió el hecho, en Figueroa Alcorta al 2000. (Foto: gentileza Mejor Informado).

Cuenca y su hijo, que tenía 28 años, volvieron a pelearse y el joven optó por irse de la casa. “Si vuelve le voy a pegar un tiro”, había advertido el hombre frente a su mujer. Ella no creyó que hablara en serio, pero cuando la víctima volvió su padre cumplió la amenaza.

Guillermo Cuenca le apuntó a su hijo Diego en el pecho y disparó. El joven fue trasladado en una ambulancia del SAME al hospital Interzonal, pero murió de un paro cardiorrespiratorio a causa de la gravedad de la herida.

Tras cometer el crimen, el imputado admitió el asesinato pero sostuvo que lo había hecho en el marco de la legítima defensa y se excusó en el supuesto conflicto que arrastraba desde hacía tiempo con el joven que, según indicaron algunos testigos, tenía problemas de consumo de alcohol y otros sustancias.

 

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