Nathy Peluso puso en la noche del domingo a “todos a gozar” en la segunda y última jornada del Quilmes Rock con un repertorio que aglutinó ritmos latinos, hip-hop y pop electrónico, un crisol estilístico con el que sigue cosechando reconocimiento internacional.
Peluso hizo su entrada en modo cyberpunk, para abrir el repertorio con “Celebré” y seguir con el rap-hardcore de “Sana Sana” que aportaron matices oscuros antes de la llegada de la luminosa y nostálgica “Buenos Aires”.
“Quiero saber si acá ustedes vinieron a gozar. No me creo nada. ¿Acá mi gente vino a gozar? Entonces vamos a darle en serio”, señaló la cantante argentina radicada en España, acompañada por una banda de excelencia, comandada por Didi Gutman desde los teclados.
Con una rosa sin espinas que deslizó por su entrepierna y posó sobre su boca, inauguró su bloque de canciones latinas con “Puro Veneno” con las que puso a todos a “salsear” y continuó con “Sugga”, con la que sacó las credenciales de artista pop latina por la que es requerida en destacados festivales como Coachella y ha conquistado estatuillas en los Grammy Latinos y Premios Lo Nuestro.
Arqueando su cuerpo sobre el escenario y aportando histrionismo en cada interpretación, Peluso descolló por su destreza para caminar el escenario y obsequió su talento para la gimnasia rítmica en canciones como “Llamame” y “Ateo”, que grabó como invitada del español C-Tangana y que aprovechó para decretar la llegada del “ritual del amor”.
“Quiero que se besen, que se amen, que se abracen. Si hay algo que tenemos en común esta noche es el amor, mi gente”, señaló cuando ya promediaba media hora de su reencuentro con el público argentino y manifestaba al mismo tiempo algunas incomodidades con el nivel de volumen que llegaba a sus auriculares.