«Soy totalmente ajeno a las imputaciones, nunca tuve una discusión con María Marta. Nunca tuve un diálogo, no la conocía», dijo al sentarse a declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro que lo juzga por «robo y homicidio agravado criminis causa.
Pachelo aprovechó la ocasión para referirse también a la muerte de sus dos padres, ambas causas cerradas por la Justicia como suicidios, pese a lo cual en las primeras audiencias de este juicio algunos testigos sembraron dudas sobre la posible relación del imputado con ellas.
Tal como anticiparon este jueves fuentes de la defensa a Télam, Pachelo centró su declaración en contestarle a testigos que lo vincularon a otros hechos delictivos previos al crimen del Carmel y se negó a contestar preguntas tanto de la fiscalía como del particular damnificado.
En ese sentido, negó haber secuestrado al perro labrador «Tom» que María Marta y su esposo Carlos Carrascosa tenían como mascota, por el que se les hizo un pedido de rescate que no pagaron y que nunca pudieron recuperar.
En relación a ese hecho, antes de que se siente a declarar el imputado, lo hizo como testigo Florindo Cometto, un criador de perros rottweiler de la localidad de Villa Rosa, que ratificó hoy que Pachelo le dejó a su cuidado un labrador negro de las mismas características que la mascota de María Marta, diciendo que era de su hermano y al que nunca pasó a buscar y terminó vendiendo.
«Nunca le llevé un labrador. O está mintiendo o está confundido. Le devolví un rottweiler que le había comprado», dijo Pachelo para desmentir al testigo.
Aclaró que con Cometto tuvo problemas por su tosquera, que para tranquilizar la relación tensa que tenían porque le hizo denuncias, le compró dos rottweiler, y que fue uno de esos canes el que le devolvió, no un labrador.
«Uno se lo regalé a mi primo y otro se lo devolví porque era bravo y agresivo. ¿Qué (clase de) cuidador de perros es, que le dicen te dejo el perro de mi hermano y lo vende? Nunca me quiso contactar», comentó Pachelo.
Al referirse nuevamente a la tosquera que heredó de su padre, Pachelo sorprendió cuando contó que uno de los vecinos que más problemas tenía con ella era «Fernando de la Rúa», por la quinta donde el fallecido expresidente vivía en Villa Rosa.
Luego, se refirió al testimonio de Mariano Maggi, el vendedor de autos que el martes pasado acusó a Pachelo de haberlo estafado en 2000 pagándole con cheques robados la compra de una camioneta y que a raíz de ese conflicto, el ahora imputado le rompió dos veces los vidrios de su local y lo amenazó diciéndole: «Si yo tuve huevos de matar a mi padre, imaginate que matarte a vos o a tu vieja para mí no significa nada».
Pachelo dijo que es mentira que él haya sido el autor de la rotura de los vidrios de la agencia, ya que fue «una semana después» del problema que tuvieron con el auto y que él lo inhibieron meses después por ese litigio legal.
Sobre las declaraciones acerca de la muerte de sus padres, Pachelo expresó:
«Por la muerte de mi padre, se llamó a la policía, vino a las dos horas que lo encontramos, vino el fiscal, vinieron los peritos, se tomaron todas las pruebas y la investigación se hizo como corresponde».
«Estaba yo, la mujer de mi padre y mi padrino, el hermano de mi padre. Llamamos a la policía cuando mi papá se mató. No impedimos que se llame a la policía, ni pusimos en la partida de defunción que murió en la cumbrecita de Córdoba, no escondimos el arma. Lo mismo hicimos con mi madre. Acá (por el juicio) se siente gente a decir barbaridades pero ninguno dice ‘yo lo presencié, yo fui testigo'», dijo el imputado.
En este tercer juicio por el crimen, los fiscales Patricio Ferrari, Andrés Quintana y Federico González apuntan a demostrar que Pachelo mató de seis balazos en la cabeza a María Marta cuando lo sorprendió robando en su casa.
De acuerdo a la acusación fiscal, para ello el exvecino contó con la colaboración de los exvigiladores Norberto Glennon (57) y José Ortiz (45).