El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció este viernes el inicio de la construcción de 5.500 nuevas plazas penitenciarias, con lo que se llegará a las 12.000, y manifestó que tiene el objetivo de «bajar la reincidencia» una vez que los internos recuperan la libertad.
«Estamos llevando un plan de infraestructura penitenciaria como no hubo nunca en 200 años de la historia de la provincia», dijo el mandatario bonaerense durante un acto que se realizó el Salón Dorado de la Casa de Gobierno, en La Plata, junto al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, y al secretario de Obras Públicas de la Nación, Carlos Rodríguez.
Así, se anunció la puesta en marcha de las obras de Florencio Varela, Moreno, Mercedes, Melchor Romero y de las alcaidías de Ezeiza, Quilmes, Lanús, La Matanza, Tres de Febrero, Moreno y Tigre.
En el marco de este plan de infraestructura, se encuentran en la etapa final las obras que darán lugar a 4.100 nuevas plazas y que comenzarán a inaugurarse a partir del 10 de diciembre de 2022 en Almirante Brown, Berazategui, Lomas de Zamora, La Matanza, La Plata, Escobar y Merlo.
«Asumimos con enormes deudas de salud, educación y seguridad, con obras interrumpidas y abandonadas. En definitiva, eran deudas con el pueblo de la provincia. Había una huelga de 16 mil internos porque habían dejado de pagarles a los proveedores de comida y remedios. Además, las cárceles tenían una situación de terrible hacinamiento», rememoró Kicillof.
Luego, destacó que su administración logró «solucionar la huelga de hambre y pagar las deudas», pero percibía «un problema estructural de gravedad» porque se registraba «un total de 52 mil privados de la libertad y lugar para alojar a 24 mil», lo que se produjo una situación de hacinamiento.
«El propio Poder Judicial dijo que era una crisis humanitaria. No se respetaban los derechos humanos básicos. En el gobierno anterior hubo incremento de la población carcelaria: 16 mil nuevos privados de la libertad, pero ese aumento no estuvo acompañado por inversiones para crear más plazas ya que sólo se construyeron mil. Fue una política desastrosa», consideró.
En ese sentido, aseveró que «un gobernador no decide quién entra ni quién sale de la cárcel».
«Me tienen podrido con eso de que soltamos presos. Cansan con esas mentiras, cuando nosotros no tenemos esa potestad», aseveró Kicillof, quien, no obstante, puso de relieve que «sí tenemos la obligación de darles alojamiento».
«Cuando no se trabaja para que se pague la pena en condiciones dignas, el resultado es más reincidencia. Las cárceles no son para tortura y tormento sino para cumplir la pena y reinsertase», remarcó Kicillof, quien destacó la necesidad de «terminar con las condiciones infrahumanas por las que se transita en nuestras cárceles».