En lo que va del año, se registraron 163.419 casos de dengue en la Argentina, y 129 personas fallecieron por la enfermedad.Ante la invasión de mosquitos que atraviesa la zona norte y centro de la Argentina, la esperanza de muchos es que las temperaturas otoñales ayuden a reducir las colonias de estos insectos. A su vez, el país enfrenta un brote sin precedente de dengue. El movimiento de personas portadoras de la enfermedad que al ser picadas infectan a mosquitos sanos, más el cambio climático que trajo más calor y humedad, generaron un caldo de cultivo perfecto para la proliferación del Aedes aegypti.
¿Pero es suficiente este descenso en la temperatura para terminar con los mosquitos?
Según el Ministerio de Salud de la Nación, en lo que va del 2024 se registraron 163.419 casos de dengue en la Argentina, y 129 personas fallecieron por la enfermedad. Los casos acumulados representan hasta seis veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior, y casi 10 veces lo registrado en la temporada 2019 y 2020.Laura Harburguer, investigadora del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa y y miembro del Consejo Nacional de este instituto, señala que el mosquito Culex pipiens, que suele ser amarronado y está más presente en los espacios verdes –no es el que transmite el dengue–, es capaz de sobrevivir a temperaturas más bajas, sin embargo, el adulto de Aedes aegypti –transmisor del dengue– suele morir luego de cuatro o cinco días de temperaturas inferiores a 15 grados.
“En primer lugar, es importante aclarar que se trata de organismos biológicos y nada es exacto. Ellos buscan sobrevivir y adaptarse al ambiente. No todos se van a morir porque haya cinco días de 15 grados, aunque el mayor porcentaje sí morirá. Es importante destacar esta salvedad porque su objetivo es sobrevivir y reproducirse. En cuanto al Culex pipiens, se estima por los estudios de laboratorio que sobrevive con temperaturas de hasta 10 grados. De hecho, se lo puede encontrar en provincias del sur del país. Pero, por otro lado, los huevos de Culex pipiens no son resistentes como los de Aedes aegypti porque necesitan estar sobre el agua, sin agua, mueren. Por eso, en Culex pipiens la manera de resistencia no son los huevos, sino las larvas y luego los adultos”, advierte la especialista.
Harburguer señala que los estudios que se hicieron en Buenos Aires demostraron que se necesitan, en promedio, de cuatro a cinco días con temperaturas inferiores a 15 grados para que muera el adulto. Pero el problema no termina con el adulto, sino que también deberían morir las larvas y los huevos. Pero, para que ello suceda las temperaturas deberían ser mucho más bajas.
El Aedes aegypti deposita sus huevos sobre la superficie del agua dejándolos en alguna pared rugosa, como pueden ser las de cualquier recipiente que acumule agua o un hueco en un árbol. Esa manera de depositarlos es diferente a lo que hacen otras especies que liberan sus huevos directamente sobre el medio acuoso, como puede ser en un charco o una zanja. Luego, esos huevos se transforman en larvas, luego en pupas y más tarde en adultos.
“En el caso de las larvas es difícil estimar a qué temperatura mueren porque al encontrarse en el agua están en una temperatura distinta a la del ambiente. Las larvas resisten las bajas temperaturas, pero su ciclo se hace más largo con el frío. A una larva en condiciones de verano, con 25 grados de temperatura promedio, le demanda unos 10 días llegar a adulto. Pero cuando baja la temperatura demoran un mes o dos meses, pero es difícil que las larvas se mueran por el frío”, describe Harburguer.
Pero el caso de los huevos es aún más complejo porque sobreviven al invierno. De hecho, hay estudios que muestran que incluso sobreviven a temperaturas cercanas a los cuatro grados.
Por eso, asegura Harburguer, este invierno para no tener un brote en la primavera y verano, habría que hacer una campaña importante de descacharrado, en baldes, piletas, tanques de agua y otros recipientes que puedan funcionar como un criadero.
“Hay que cepillar los recipientes para eliminar los huevos pegados a las superficies. Eso es lo que podemos hacer como ciudadanos, luego hay acciones que deben estar a cargo de las autoridades sanitarias”, agrega.
Prevención durante el invierno
Desde el Ministerio de Salud de la Nación respondieron a este medio que van a instruir a las provincias para que controlen que los municipios durante el invierno hagan tareas de descacharrado y detección de sitios con larvas. En esta dirección, la semana pasada se convocó a todos los ministros de Salud del país, para analizar la estrategia nacional y de las provincias, y se enfatizó que la eliminación del mosquito en el territorio es la primera línea de defensa para frenar el dengue.
“Es clave el trabajo local y peridomiciliario. Tanto para el brote que atravesamos, como también para el invierno, anticipándonos a la próxima temporada con el objetivo de llegar al verano con menor población de mosquitos. Asimismo, continuaremos con la campaña de prevención y con la labor de rectoría en la tarea de vigilancia epidemiológica, la coordinación de la Red de Referentes Clínicos provinciales y en la definición, durante los próximos meses, de una estrategia de vacunación focalizada en regiones o departamentos, en conjunto con la Comisión Nacional de Inmunizaciones y la Organización Panamericana de la Salud”, indicaron desde la cartera que dirige Mario Russo.