El presidente Alberto Fernández participó durante el fin de semana en la cumbre del G7 que se desarrolló en Alemania y volvió a la Argentina con la convicción de haber sido escuchado en buena parte de sus planteos, pero también con la preocupación por la postura de algunos líderes europeos, quienes creen que la única salida al conflicto de Ucrania es un triunfo militar de Kiev.
Dentro de la comitiva destacaron especialmente que la Argentina haya sido invitada al foro de los países más industrializados del mundo ya que «para el país, es estar donde hay que estar, debatiendo con los actores más importantes del mundo».
En ese sentido, cerca del Presidente creen que, además, está siendo escuchado por sus pares y que eso se nota en la forma en los que se tratan los temas: «Los líderes europeos históricamente hablaron del sur pensando en África, ahora comienzan a hablar del sur-sur, y eso es, en buena medida, lo que viene diciéndoles Fernández», plantean.
El lunes por la tarde, durante una conferencia de prensa brindada en el castillo de Elmau, el jefe de Estado ya había manifestado su satisfacción por haber llevado al G7 «la voz del continente» latinoamericano y conseguir que ese foro invite a otros líderes del sur global para debatir sobre el futuro del mundo.
Sin embargo, Fernández vuelve a la Casa Rosada con preocupación: aunque cree que la salida al conflicto ruso-ucranio debe ser negociada y comenzó a encontrar algunos ecos a esa propuesta en líderes europeos, en el G7 aún prima la posición de los «duros» que sólo creen en una derrota militar de Vladimir Putin como epílogo del conflicto.
Fuentes de extrema confianza presidencial pusieron como ejemplo la reunión bilateral con el británico Boris Johnson, quien le dijo a Fernández que escuchaba con atención su idea de una salida negociada, pero que él creía que la única manera de terminar era armar a Ucrania.
Aunque el presidente argentino tuvo una agenda cargada de bilaterales, trascendió que dedicó mucho del tiempo no formal para dialogar con Emmanuel Macron, afianzando la sintonía manifiesta entre los líderes de la Casa Rosada y el Palacio del Eliseo. El mandatario francés ya comienza a hablar de otro tipo de resolución para el conflicto bélico y señala una «salida sin humillaciones».
En esa idea de Macron, Fernández también siente que, de alguna manera, hay un eco de la posición que la Argentina impulsa para no excluir a Rusia de los foros internacionales.
El Presidente también expuso el problema de la arquitectura financiera mundial, los sobrecargos y los Derechos Especiales de Giro: «No fui el único que habló de deuda», dijo ayer en conferencia de prensa.