El ministro de Salud de Brasil, general Eduardo Pazuello, minimizó hoy la importancia del distanciamiento social como prevención contra el contagio del virus que provoca la Covid-19 y pronosticó que a partir de enero llegarán las primeras vacunas para incorporarlas, sin fecha aún, al calendario de inmunización.
En un informe ante el Congreso, el ministro dijo que Brasil tiene «entre dos o tres opciones de vacunas» que según el Ministerio de Salud ha divulgado en un comunicado podrán ser apenas colocadas en el primer momento en profesionales de la salud, mayores de 75 años e indígenas.
«En enero y febrero empiezan a llegar las 15 millones de dosis de esta encomienda hecha con el laboratorio Astrazeneca (vacuna de Oxford) con nuestro instituto Fiocruz para terminar el primer semestre con 100 millones de dosis. A fin de 2021 podremos producir en total 260 millones», dijo Pazuello.
Hasta el momento, la Agencia Nacional de Vigilancia (Anvisa) no aprobó ninguna vacuna.
El estado de Sao Paulo, con su estatal Instituto Butantan, espera la aprobación para iniciar la vacunación con el antídoto del laboratorio chino Sinovac, que provocó rechazos «por su origen» en el presidente Jair Bolsonaro.
«Por ahora son pocas las fabricantes que tiene capacidad de entregar calidad y cantidad, hablamos de dos o tres para el tamaño de nuestro país», dijo Pazuello.
En ese marco, sorprendió al abonar a una supuesta teoría de que el confinamiento o el distanciamiento social reducen la posibilidad de contagio.
«Tuvimos la campaña electoral municipal en todo el país y si esto no provoca más casos nadie más podrá hablar de distanciamiento o lockdown (bloquear actividades)», expresó el ministro, quien a inicios de noviembre se contagió y estuvo internado por Covid-19.
El Ministerio de Salud lanzó ayer un comunicado en el cual dejó claro que la vacunación en el calendario oficial no será masiva.
Incluso fue descartada la vacuna de Pfizer porque necesita 70 grados bajo cero para su traslado.
Brasil es el segundo país en muertes y el tercero en número de casos en el mundo.
El estado de San Pablo, el foco de la pandemia, redujo el lunes las flexibilizaciones en todos los municipios, algo similar a lo que hizo Rio Grande do Sul, estado que limita con Uruguay y la provincia argentina de Corrientes.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, dijo que su estado sufre una ‘segunda ola de coronavirus» como la que se registra en Europa.
El estado de Paraná, fronterizo con Paraguay y la provincia argentina de Misiones, aplicó una suerte de toque de queda con prohibición de actividades y circulación de 22 a 5 a partir de hoy hasta el 15 de diciembre por el aumento de las hospitalizaciones.
Paraná, cuyo gobernador, el conservador Carlos Massa Ratinho Junior es aliado del presidente Bolsonaro, tiene un acuerdo con Rusia para la transferencia de tecnología de la vacuna Sputnik V.