Buscan a submarino que iba hacia el Titanic y se quedó sin oxígeno

El Titán partió con 96 horas de aire, según la empresa, lo que significa que sus tanques de oxígeno probablemente se agotarán este jueves por la mañana. Según los expertos, la duración real del aire depende de varios factores, como si el sumergible aún tiene energía y la calma de las personas a bordo.Aun así, la cuenta atrás hasta el agotamiento del oxígeno solo es un plazo hipotético, ya que supone que la embarcación desaparecida sigue intacta, en lugar de estar atrapada o dañada en las profundidades del fondo marino o cerca de él.

Equipos de rescate y allegados de los cinco ocupantes del Titán se esperanzaron con las informaciones de la Guardia Costera de Estados Unidos del miércoles, que dijo que los aviones de búsqueda canadienses habían registrado ruidos submarinos utilizando boyas de sonar ese mismo día y el martes.

La Guardia Costera dijo que los despliegues de vehículos de búsqueda submarina por control remoto fueron redirigidos a las inmediaciones donde se detectaron los ruidos, en vano, y las autoridades advirtieron de que los sonidos podrían no haberse originado en el Titán.

«Cuando estás en medio de un caso de búsqueda y rescate, siempre tienes esperanza«, dijo el capitán de la Guardia Costera Jamie Frederick en una conferencia de prensa el miércoles. «Con respecto a los ruidos en concreto, no sabemos lo que son». Frederick añadió que el análisis de los datos de la boya sonar no es «concluyente».

El buque de investigación francés Atalante estaba en ruta a última hora del miércoles para desplegar una nave robótica de buceo capaz de descender a una profundidad muy por debajo incluso de los restos del Titanic, a más de 3 kilómetros de profundidad, dijo la Guardia Costera.

El robot sumergible francés, apodado Víctor 6.000, fue enviado a petición de la Marina estadounidense, que envió su propio sistema especial de salvamento diseñado para levantar objetos submarinos grandes y pesados, como aviones hundidos o pequeñas embarcaciones.

Drama en las profundidades

El drama se desarrollaba en las gélidas aguas de la costa este de Canadá, donde el lujoso transatlántico británico RMS Titanic chocó contra un iceberg y se hundió en su viaje inaugural en 1912, matando a más de 1.500 personas.

Los restos del crucero yacen en el lecho marino a una profundidad de unos 3.810 metros, a unos 1.450 kilómetros al este de Cape Cod (Massachusetts) y 650 kilómetros al sur de San Juan de Terranova (St. John’s en inglés).

El Titán transportaba a su piloto y a otras cuatro personas en una excursión en alta mar hasta el pecio, colofón de una aventura turística por la que OceanGate cobra 250.000 dólares por persona.

Entre los pasajeros se encontraban el multimillonario y aventurero británico Hamish Harding, de 58 años, y el magnate de los negocios de origen pakistaní Shahzada Dawood, de 48 años, con su hijo Suleman, de 19, ambos ciudadanos británicos.

El oceanógrafo francés y experto en el Titanic Paul-Henri Nargeolet, de 77 años, y Stockton Rush, fundador y director ejecutivo de OceanGate, también viajaban a bordo.

Sean Leet, que dirige una empresa que posee conjuntamente el buque de apoyo, el Polar Prince, dijo a la prensa el miércoles que «se siguieron todos los protocolos», pero se negó a dar una explicación detallada de cómo cesó la comunicación.

«Todavía hay soporte vital disponible en el sumergible, y seguiremos manteniendo la esperanza hasta el final», dijo a la prensa Leet, director general de Miawpukek Horizon Maritime Services.

Aunque se localizara el Titán, su recuperación plantearía enormes problemas logísticos.

Si el sumergible consiguiera volver a la superficie, sería difícil localizarlo en el vasto mar abierto y, además, está cerrado con pestillos desde el exterior, lo que impide que nadie pueda salir sin ayuda.

Si se encuentra en el fondo del océano, el rescate sería aún más difícil debido a las inmensas presiones y a la oscuridad total a esa profundidad. El experto en el Titanic Tim Maltin afirmó que sería «casi imposible efectuar un rescate de submarino a submarino» en el lecho marino.

El sumergible francés que está en camino podría utilizarse para ayudar a liberar el Titán si se queda atascado en el lecho marino, aunque el robot no puede levantar la nave de 9.525 kilogramos por sí solo. Según el operador, el robot también podría ayudar a enganchar el submarino a un buque de superficie capaz de levantarlo.

En 2018 surgieron interrogantes sobre la seguridad del Titán durante un simposio de expertos de la industria de sumergibles, una cuestión que volvió a surgir por una demanda presentada por el exjefe de operaciones marinas de OceanGate, que se zanjó extrajudicialmente ese mismo año.

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