La obsesión «xeneize» por la Séptima no tiene límites y el deseo por ser testigo de una nueva coronación convierte en un goce las aproximadamente 50 horas de viaje que demandará el trayecto de 2.600 por rutas argentinas y brasileñas.
La obsesión «xeneize» por la Séptima no tiene límites y el deseo por ser testigo de una nueva coronación en la historia del club convierte en un goce las aproximadamente 50 horas de viaje que demandará el trayecto de 2.600 por rutas argentinas y brasileñas.
Alejandro Fernández, uno de los choferes de la caravana boquense, le contó a Télam: «Al ser un viaje largo, estamos obligados a hacer varias paradas y cambiar de conductor varias veces. Dependiendo del tiempo que tardemos en cruzar la frontera podemos llegar el viernes a la noche o el sábado a la mañana».