El exabogado y apoderado de Diego Armando Maradona, Matías Edgardo Morla, y algunos miembros de su entorno, declararon esta semana en la fiscalía de San Isidro pero en carácter de testigos, lo que deja claro que a 11 meses del deceso del astro del fútbol, para los fiscales no hay elementos para imputarles responsabilidad en la muerte del «10», algo pretendido por dos de las querellas.
Siendo «el segundo de Diego, su mano derecha», tal como él mismo se definió al declarar el lunes pasado, los fiscales Cosme Iribarren, Patricio Ferrari y Laura Capra, tardaron casi un año en convocar a declarar a Morla.
Fue una cuestión estratégica, ya que se sabe en ámbitos judiciales que si algún protagonista de un caso no es llamado a declarar como testigo -bajo juramento de decir verdad-, es porque lo están investigando como posible imputado.
Y eso sucedió con Morla: lo investigaron, pero no pudieron encontrar elementos para llevarlo a una indagatoria en esta causa por el presunto delito de «homicidio con dolo eventual», en la que sí están imputados siete profesionales de la salud, presuntamente por haber tenido señales de que Diego se podía morir y no haber hecho nada para evitarlo.
«Más allá del rol que ocupaba como cabeza de todo el mundo Maradona, hemos analizado toda la prueba, las declaraciones, los chats, audios y conversaciones, y objetivamente no hay elementos que permitan imputarle responsabilidad en lo que fue el deceso. Era el abogado, no el médico», dijo a Télam uno de los investigadores judiciales de la causa.