Alicia Magdalena Ocampo, su hijo Juan Ignacio Gallardo de 18 años, Hugo Trejo y Adolfo Pignon habían salido a regalar juguetes lograron sobrevivir casi tres días en medio de la estepa patagónica, refugiados en su camioneta, hasta que luego de siete horas de caminata con nieve hasta la cintura, pudieron pedir ayuda.
«Fue una prueba intensa que te pone a superarte a vos mismo, tanto en lo emocional como físicamente», contó hoy con la voz quebrada Alicia Ocampo, una de las integrantes del grupo que el sábado a las 7 de la mañana salió de Bariloche a repartir los juguetes que había recolectado con sus amigos para Las Bayas, Río Chico y Fitamiche, en Río Negro, y festejar el Día de las Infancias.
El empresario Bruno Caspani aportó un avión para sobrevolar la zona.
Alicia y el resto del grupo imaginaban que el operativo de rescate estaba en marcha pero también sabían que era como encontrar un aguja en un pajar, podían estar en cualquier lugar en medio de la nada.
«Lo primero que hicimos fue rastrear la ruta pero como no había nada tuvimos que ampliar el radio de búsqueda», explicó Báez. «Imaginábamos el peor escenario; nos llevó bastante tiempo poder encontrarlos», dijo Báez sobre el operativo en el que participaron también la Policía Rural de Río Negro, Protección Civil y Gendarmería.
Además, el empresario Bruno Caspani aportó un avión para sobrevolar la zona.
Alicia y el resto del grupo imaginaban que el operativo de rescate estaba en marcha pero también sabían que era como encontrar un aguja en un pajar, podían estar en cualquier lugar en medio de la nada.
Pero el lunes por la mañana, ya sin comida, Alicia, su hijo y Adolfo decidieron partir a buscar ayuda, mientras Hugo Trejo, con dificultades para emprender la caminata, quedó en una de las camionetas. Fueron siete horas sin rumbo. «En un momento teníamos que cruzar un río y Adolfo nos cruzó a ‘cococho’ para no mojarnos», siguió la mujer.
«Hasta que vimos la casita de este señor y vimos caballos. Dijimos: ‘si no hay nadie nos robamos los caballos y se los dejamos en la policía’. Ese caballo fue mi luz esperanzadora en ese momento», relató Alicia sobre el momento en que llegó a la estancia La Caprichosa. Allí los recibió Inalef, quien les dio «el té mas rico del mundo, pan casero y tortas fritas».
Pero todavía faltaba llegar a un lugar donde pudieran pedir auxilio. Mientras ella y su hijo quedaron en la estancia, Inalef y Adolfo fueron a caballo hasta Chacay Huarruca, ubicada a unos 12 kilómetros. A las siete de la tarde del lunes, dos días y medio después de haber salido de su casa de Bariloche, el SPLIF recibió el llamado de auxilio.
No había forma de llegar a ellos en camioneta. Agotados, todavía tuvieron que caminar otros cinco kilómetros por la nieve y en medio de la oscuridad. Recién cerca de la medianoche pudieron llegar a Bariloche. «El que me mantuvo a flote fue Juani. Yo iba a sacar a mi hijo de cualquier manera», contó Alicia desde su casa en declaraciones a Noticiero Seis de Bariloche.
«La gente tiene buenas intenciones, pero a veces no se da cuenta que es peligroso salir en pleno invierno, no hay nada y es fácil perderse. Tampoco dan aviso para que nosotros estemos atentos si pasa algo», se lamentó Báez. Alicia reconoció que les faltó organización. «Fue por una buena causa pero se complicó», admitió. Sin embargo, aseguró que a pesar del susto volverá a organizar colectas para llevar a esos parajes.