El presidente Alberto Fernández clamó este lunes en la cumbre del G7 por la necesidad del «diálogo» para alcanzar el «cese de hostilidades» entre Rusia y Ucrania, al tiempo que abogó «por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo» y celebró los debates sobre «impuestos que corrijan la concentración del ingreso».
El primer discurso de Fernández hizo eje en el conflicto bélico en Ucrania y en una necesaria remodelación del sistema financiero para que los «esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad».
Respecto de la guerra, recordó que la «Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia» y reclamó «el pleno apego a todos los principios del multilateralismo» para alcanzar «la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos».
«Desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas. La historia da cuenta de que cada conflicto terminó, con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde», clamó.
«Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad», agregó.
Durante el segundo plenario celebrado en el marco del almuerzo que los líderes tuvieron en el castillo bávaro de Elmau, y al igual que en su primera intervención en la cumbre, el Presidente también hizo mención a la guerra en Ucrania y advirtió que el conflicto «ha determinado una escalada de los precios que pone en riesgo la seguridad alimentaria de la humanidad».
«En ese escenario vuelven a asomar los especuladores financieros que contaminan el comercio de materias primas. Fomentan un juego peligroso en los mercados a futuro y acaban determinando altas y bajas de precios que aumentan la volatilidad», agregó.
Frente a esa situación, el mandatario argentino dijo que «es necesario evitar las barreras proteccionistas y para arancelarias para la comercialización de alimentos» ya que, advirtió, si la crisis actual se prolonga, habrá una hambruna que afectará a más de 300 millones de personas en el mundo.
Fernández expuso entonces sobre los Derechos Especiales de Giro (DEGs) emitidos por el Fondo Monetario Internacional, mecanismo que la Argentina se vio imposibilitado de utilizar para la reconstrucción pospandémica ya que debió derivarlos para el pago de intereses de la deuda adquirida con ese mismo organismo durante la Presidencia de Mauricio Macri.
«La canalización de los DEGs a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad debe incrementarse incluyendo a los países de renta media. No deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan. Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige», apuntó.
También pidió la revisión de la política de sobrecargos cobrados por el FMI, una situación que también sufre la Argentina a causa del endeudamiento de 2018: «Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos», advirtió.