El Gobierno bonaerense envió a las autoridades escolares una «Guía para la adecuada ventilación y distribución de medidores de dióxido de carbono» con recomendaciones sobre el conjunto de medidas de cuidado para reducir el riesgo de transmisión del Covid-19 y de otras enfermedades respiratorias.
El documento fue elaborado por la Dirección General de Cultura y Educación, los Ministerios provinciales de Salud y de Producción, las carteras nacionales de Educación y Ciencia y la Universidad Nacional de Hurlingham en el marco de la iniciativa «Buenos Aires en las Escuelas».
Es que el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires adquirió 33 mil medidores de dióxido de carbono (CO2) para los más de 13.700 establecimientos educativos de gestión estatal de la provincia.
El monitoreo de CO2 a través de estos dispositivos permite regular el nivel de apertura de las puertas y ventanas necesario para una adecuada ventilación, que mitigue el riesgo de contagio y aporte la mayor comodidad térmica posible en el contexto de bajas temperaturas.
La Guía actualiza, amplía y complementa el protocolo de ventilación del Plan Jurisdiccional para el regreso seguro a las clases presenciales y explica cómo se deben realizar las mediciones de CO2, de acuerdo con la evidencia científica y las mejores prácticas internacionales en la materia.
Allí, se detalla, por ejemplo, que las medidas de cuidado que reducen el riesgo de transmisión (uso de barbijo, distanciamiento social, lavado de manos, ventilación, limpieza de espacios) «deben cumplirse en forma simultánea».
Así, se remarca que «la ventilación es la renovación del aire en ambientes interiores, ya sea que provenga del exterior o de otros espacios interiores ventilados» y se añade que «toda apertura de puertas y ventanas ayuda a renovar el aire interior y a evitar la acumulación de aerosoles».
«Si por bajas temperaturas no es posible abrir completamente puertas y ventanas, se debe procurar una apertura parcial (mínimo de 5 cm.) de manera constante», prosigue el trabajo y explicita que de ese modo «se genera un flujo de aire permanente que evite que se acumulen aerosoles».
Pide considerar, siempre que sea posible, la ventilación cruzada con corriente de aire en lados opuestos del ambiente; la ventilación distribuida, con varias aberturas en distintas paredes; y la ventilación hacia el aire libre.
En ese marco, el trabajo plantea que «si en épocas de bajas temperaturas se puede utilizar la calefacción» es conveniente «mantener siempre la ventilación exterior» y sugiere la ventilación de los pasillos y otras áreas de circulación para garantizar «el ingreso de aire desde el exterior al aula».
En la Guía se apunta que los medidores de dióxido de carbono (CO2) permiten verificar si el aire de los ambientes se renueva de manera permanente y a través de la ventilación adecuada que se requiere para el aula.
Además, se brindan instrucciones paso a paso de cómo realizar la medición en el aula, la frecuencia con que ésta debe llevarse a cabo, y los niveles de concentración de CO2 a tener en cuenta para saber si se la ventilación es la correcta o debe mejorarse.