Juan Carlos Bolcich es un físico argentino que se especializa en aplicación de hidrógeno para la propulsión de vehículos. En 2023 dijo que el mundo colapsaría ante la demanda de energía y los autos eléctricos no podrán superar el 50% del total. Ahora, el magnate dueño de Tesla dice que se está aproximando una crisis global
Elon Musk anticipa que la electricidad no alcanzará para la demanda del mundo, y los autos eléctricos lo padecerán. EFE/Alexander Becher
Mientras países como Noruega han alcanzado una tasa del 82% de ventas de autos eléctricos cero kilómetro sobre el total del mercado, otros como Países Bajos empiezan a sufrir el colapso de sus redes eléctricas por la alta demanda de energía de su parque automotor enchufable. No se trata de cantidad de cargadores, sino de capacidad eléctrica de las ciudades, y ni siquiera se reduce a los autos eléctricos, sino a la capacidad de las ciudades en general.
Stedin, el mayor distribuidor de energía eléctrica de Países Bajos, ha lanzado una advertencia al decir que la situación es insostenible. La ciudad de Utrecht ya tiene mayor demanda de electricidad que la capacidad de la red general, y situaciones similares podrían presentarse en muy poco tiempo en Rotterdam, Ámsterdam y La Haya.
Pero el problema no es exclusivamente europeo. Elon Musk, CEO de Tesla, dijo recientemente en su intervención en la conferencia del Bosch Connected World, que “primero hubo escasez de chips de red neuronal. Después, el problema de la disponibilidad estuvo en los transformadores reductores de voltaje. Esta sucesión de acontecimientos me lleva a pensar que el próximo problema será la falta de electricidad”.
Las redes de carga en países como Noruega y Países Bajos, son abundantes por el gran parque de autos eléctricos, pero empieza a colapsar la capacidad de las ciudades
Apoyando las declaraciones de Musk, un reciente informe del New York Times señala que la enorme demanda de energía eléctrica actual no solo está poniendo al límite las redes eléctricas, sino que está poniendo en peligro como consecuencia, los objetivos climáticos que se han planteado en los países más desarrollados, tanto por separado como en bloque en el caso de la Unión Europea.