Silvino Báez y Graciela Sosa estuvieron por primera vez en el lugar donde el joven fue atacado a golpes y desde allí pidieron «Justicia» y una «pena ejemplar para los culpables».
A dos años del crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado a golpes a la salida de un boliche en la localidad balnearia de Villa Gesell, sus padres visitaron este martes por primera vez el lugar donde fue atacado a golpes y murió, desde donde pidieron «Justicia» y una «pena ejemplar para los culpables».
«Buscamos un poco de paz, un poco de consuelo y pedimos a los jueces que sea una justicia ejemplar y que paguen los culpables», dijo Silvino Báez a metros de la puerta del boliche Le Brique, donde el 18 de enero de 2020 su hijo fue asesinado a golpes y patadas.
«Venir los dos acá es levantar un poco de fuerza y estar fortalecidos para que cuando llegue el juicio estemos de pie. No es nada fácil, cada día que pasa es peor…No hay, ni existe día en que deje de llorar a mi hijo. Lo mataron de una manera tan cruel que estar en este lugar, donde estuvo con vida por última vez, es muy fuerte para mi», agregó Graciela Sosa, madre de Fernando.
Los padres del joven llegaron al lugar pasadas las 13.15 y tras encaminarse lentamente a dejar dos macetas con flores al pie del árbol donde su hijo murió hace dos años, rezaron una oración frente a un grupo de unas 50 personas que los rodeó.
Una vez finalizada la plegaria, Graciela golpeó el piso y se largó a llorar, tras lo cual expresó: “Justicia por mi hijo”, a lo que las personas que se encontraban allí respondieron «Fernando presente” y “perpetua para los asesinos”.
La situación de los rugbiers
Por el crimen del joven se encuentran detenidos Máximo Thomsen (22), Ciro Pertossi (21), Luciano Pertossi (20), Lucas Pertossi (22), Enzo Comelli (21), Matías Benicelli (22), Blas Cinalli (20), Ayrton Viollaz (22), quienes serán juzgados a partir del 2 de enero de 2023 en los tribunales de Dolores.
Actualmente, los ocho acusados permanecen alojados en la Alcaidía de Melchor Romero, donde están encerrados casi todo el día y son repudiados por la población carcelaria.
Según la fiscal de Villa Gesell Verónica Zamboni, quien instruyó la causa, los ocho rugbiers «acordaron darle muerte» al joven estudiante de derecho, y para ello «previamente, distribuyeron funcionalmente sus roles», luego de que «minutos antes, al encontrarse en el interior del local bailable, tuvieran un altercado» con él, «quien se encontraba acompañado con su grupo de amigos».
El episodio fue registrado por cámaras de seguridad y de teléfonos celulares de testigos, por lo que los sospechosos fueron identificados y detenidos horas más tarde en la casa que alquilaban, a pocas cuadras del lugar.
«Aprovechándose del estado de indefensión de la víctima, con el fin de darle muerte y cumplir con el plan acordado, los acusados le propinaron en el suelo varias patadas en su rostro y cabeza».
También fueron pruebas clave el análisis de los chats y los videos hallados en los celulares de los propios imputados y donde se hallaron mensajes como el de Lucas Pertossi anunciándole al resto que Fernando «caducó», o las pericias que encontraron sangre de la víctima en prendas de vestir de alguno de los rugbiers.
Los ocho acusados afrontan cargos por «homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas», delito que prevé la prisión perpetua.