Más de 600 niñas, niños y adolescentes esperan ser adoptados en la provincia de Buenos Aires. El número no parece inabarcable si se tiene en cuenta que en la Argentina hay unas 2.500 personas inscriptas como potenciales adoptantes y que casi la mitad pertenecen al registro bonaerense.
Sin embargo, hay dos factores que hacen que aquí la matemática no pueda aplicarse de forma lineal: el primero es que quienes están anotados, en casi el 90% de los casos, quieren bebés de hasta un año, mientras que las infancias en situación de adoptabilidad tienen, en promedio, 8 años; además, muchos poseen algún problema de salud y son parte de grupos de hermanos.
El segundo tema es que el número de legajos nacionales bajó considerablemente en los últimos cinco años: En 2018, había 4900, casi un 50% más que en la actualidad, a la vez que la cifra de chicas y chicos que aguardan una familia –y sus edades y características– se mantuvo más o menos constante.
Por la envergadura del registro bonaerense, el impacto de la disminución de postulantes para adoptar con alta definitiva preocupa y mucho. Hay un 40% menos de inscripciones firmes en la Provincia: mientras en 2018 había 1.778 legajos, en mayo de 2022 son 1.041.
“Obviamente, son menos cantidad de familias disponibles para evaluar en términos de compatibilidad con los niños, niñas y adolescentes para los que trabajamos”, advierte Claudia Portillo, directora del Registro Central de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción de la provincia de Buenos Aires. La funcionaria explica que se necesita gran variedad de postulantes porque en esa heterogeneidad “se va a poder encontrar a quien sea más compatible con esos chicos a los que hay que restituirles un derecho”.
Es decir, la consecuencia es directa: cuanto menos inscriptos, menos oportunidades para algunos niños, niñas y adolescentes. Acá sí las relaciones numéricas funcionan, “porque la tendencia que sí se viene sosteniendo es que la mayoría de los interesados en adoptar se postulan para chicos muy pequeños y sanos. De esta manera bajan las posibilidades para los más grandes”, añade Portillo. Además, explica que esto se traduce la representación geográfica.