En un fuerte descargo realizado ante empresarios en Israel, el Presidente se refirió a la votación frustrada en Diputados. Dijo que los gobernadores quisieron sabotearlo y aseguró: “Prefiero no tener ley antes que una ley mala”
Javier Milei anoche durmió tres horas. Y el resto del tiempo lo usó para procesar los acontecimientos políticos que desembocaron en la caída de la sesión que debió haber aprobado la denominada Ley Ómnibus. El presidente estaba de pésimo humor y sintió que había sido blanco de una oscura traición palaciega.
Milei aplicó una lógica binaria en el análisis político que hizo esta madrugada en Jerusalén, y no tuvo reparos en compartir su mirada con veinte empresarios que fueron citados por la organización Fuente Latina a un salón del subsuelo del histórico hotel King David.
La canciller Diana Mondino, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el futuro embajador en Israel, Axel Wahnish, escucharon su catarsis política en primera fila. Una inesperada catarsis que fue aplaudida por los empresarios locales y que estuvo dirigida a ciertos gobernadores y diputados de la oposición.
Javier Milei y Leah Soibel, fundadora y CEO de Fuente Latina, durante la reunión de empresarios en Jerusalén
“Es un día bastante interesante para hablar de Argentina porque ayer en la sesión de la Cámara de diputados la casta política, como nosotros llamamos a ese conjunto de delincuentes que quieren una Argentina peor porque no están dispuestos a ceder sus privilegios, empezaron a descuartizar nuestra ley”, inició la charla Milei ante los empresarios.
Y agregó: “El motivo por el cual ayer fue saboteado el proyecto es porque las partidas discrecionales a las provincias cayeron en un 98%, lo cual explica la traición de los gobernadores, que te dicen que quieren el cambio siempre y cuando lo suyo no se toque”.
El discurso de Milei impactó entre los invitados. Y el Presidente aprovechó el silencio de la audiencia para avanzar en una crítica que -hasta ese momento- sólo había explicitado a su círculo más cerrado.
“Los que votan en contra de estas reformas se llenan la boca hablando de los pobres y de la ayuda a los pobres, por eso digo que los progresistas de izquierda hablan tanto de los pobres que lo único que hacen es multiplicarlos, es como el rey Midas, pero al revés: el rey Midas todo lo que tocaba lo hacía oro, todo lo que toca un zurdo lo convierte en pobreza”, dijo el jefe de Estado.