El gobierno argentino insistió con un canje de deuda por acción climática en las reuniones del G20 en Roma y durante la cumbre de cambio climático en Glasgow, planteos que tuvieron eco en esos foros de la mano de la urgencia ambiental, la pandemia y la crisis de deuda de países medios y menos desarrollados.
La gestión del presidente Alberto Fernández lleva meses insistiendo sobre el tema ante el G20 y cumbres medioambientales, pero las proclamaciones recientes permiten augurar una aceleración de nuevos mecanismos que podrían favorecer de algún modo las negociaciones de la Argentina para un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Consultados por Télam, voceros del FMI indicaron que «los canjes de deuda por clima podrían ser un complemento útil de los instrumentos de financiamiento climático existentes, particularmente en países con deudas sostenibles pero con un espacio fiscal limitado».
La Argentina fue uno de los primeros países que logró reestructurar su deuda privada durante la pandemia y hoy el «único problema de balanza de pagos que tiene es con el FMI», según recordó esta semana el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos.
Los voceros del Fondo agregaron que, desde el FMI «apoyamos la creación de un entorno que permita que estos intercambios prosperen y alcancen una mayor escala; continuamos explorando ideas y esperamos que nuestras discusiones continúen en el próximo período», indicaron sin más precisiones al ser consultados sobre los tiempos factibles para implementar estas medidas.